miércoles, 12 de diciembre de 2012

Hablando con los muertos. Harry Bingham.

Harry Bingham estudió Políticas, Filosofía y Económicas en la Universidad de Oxford. Tras varios años vinculado al Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, en que ayudaba a las economías de los países de Europa del Este, trabajó para J. P. Morgan, en el corazón de la City londinense.
Su mujer, neuroterapeuta, trabajó con una paciente que sufría el llamado síndrome de Cotard, que se refleja en el libro que hoy tratamos.
Hablando con los muertos, la novela negra con la que Harry Bingham irrumpe en las letras británicas, está considerada la obra más original de los últimos tiempos en el Reino Unido, al imaginar una posible comunicación con los muertos tan polémica como extraña. El resultado, y el modo en que está contado, no deja indiferente.
(Biografía y datos del autor sacados del propio libro).





Título original: Talking to the Dead
Traducción: Javier Guerrero
1ª edición: junio 2012

© Harry Bingham, 2012
© Ediciones B, S.A., 2012
ISBN: 978-84-666-5135-6
375 páginas

Sinopsis: La aparición en una casa de los cadáveres de una posible prostituta, Janet Mancini, y de su pequeña hija April, brutalmente asesinadas (la cabeza de la niña fue aplastada con un pesado fregadero), servirá a la protagonista, Fiona Griffiths, joven policía del sur de Gales, como dura iniciación en la investigación del submundo de Cardiff. Aunque todo parece indicar que la víctima topó con el cliente equivocado, Fiona cree que la historia va más allá. El hecho de haber encontrado junto a las víctimas una tarjeta de crédito perteneciente a Rattingar, un millonario al parecer muerto en un accidente de aviación, cuyo cadáver no se encontró, hace creer a Fiona que la víctima y el millonario se conocían, de manera real, y que éste la mató (aunque de manera indirecta, porque él ya estaba muerto).

Pese a que Fiona está centrada en un presunto caso de desfalco en el que está involucrado un policía retirado, Penry, la visión de este brutal crimen hace que quiera participar en la investigación, tomando el caso como algo personal. Ella misma se encarga de dejar su número en el tablón de una tienda cercana a la casa por si alguien había sido testigo de algo. Nadie parecía haber visto a la niña, porque las cortinas de la casa estaban siempre cerradas. Fue invisible para todos, menos para su asesino. La hipótesis de Fiona era que el miedo llevó a las víctimas a esa casa, y lo que las asustaba las encontró y las mató.

Los resultados de las pruebas de ADN recogidas en la casa sitúan allí a drogadictos y prostitutas, así que la investigación se centra en contactar con estos grupos tratándolos como posibles testigos y no como posibles asesinos. Aunque Fiona hace pareja con Jane Alexander, una policía mucho más experta, para interrogar a las prostitutas (que posiblemente se sentirán más cómodas hablando con mujeres), también lleva la investigación por su propia cuenta, y los lectores somos testigos de ella.

La historia está narrada en primera persona y en presente. La protagonista, Fiona, puede resultar una persona algo excéntrica, rara en su forma de actuar (cuelga en su casa las fotos de la niña muerta, cuyo rostro ha desaparecido). No es buena con los sentimientos humanos, al menos con los que surgen del instinto. Puntual, lista y ansiosa, le gusta la rutina, pero prefiere los secretos. Se siente cómoda con los muertos (en la sala de autopsias notó que los cadáveres le sonreían), porque no son ellos los que causan problemas.

Hay razones que explican la forma de actuar de Fiona, pero no se nos dice desde el principio. Al parecer en su adolescencia sufrió el llamado síndrome de Cotard (por el doctor Jules Cotard; le délire de négation), que es un estado de delirio que en su forma suave hace que los pacientes sufran desesperación y desprecio de sí mismos, pero que en estado severo hace que los pacientes crean que no existen, que su cuerpo está putrefacto, que están muertos.

La historia narra una trama policíaca en la que los personajes (sospechosos y policías) no parecen estar muy definidos, son descritos de forma más o menos superficial; el autor parece hacer más hincapié en la figura de los muertos. La propia Fiona tampoco está bien definida, a pesar de ser ella la narradora de la historia. Muy avanzado el libro empezamos a intuir los motivos que la mueven. La relación con su familia también resulta algo extraña, aunque será entendida al final. Encontramos también una relación romántica en el libro, pero apenas nos ayuda a conocer algo más de Fiona y no aporta casi nada de la pareja, pero contribuye a hacer al personaje algo más humano.

Lo bueno, o lo malo de la historia, es que la investigación avanza rápido y empiezan a atar cabos de aquí y de allí, y no tardan demasiado en llegar a los responsables del crimen, y todo lo que ello conlleva. Quizá en algunos momentos piensas que la historia es un poco fantástica, no por el tema que trata en sí, sino por la facilidad que en algunos momentos tienen los representantes de la ley de ir en la dirección correcta; es de suponer que no será tan fácil en el mundo real.

Las dos investigaciones (la que Fiona llevaba en un principio, mero papeleo, y la del brutal asesinato) acaban teniendo puntos en común, y avanzan gracias al empecinamiento de la protagonista, que en ocasiones actúa por libre, sin medir las consecuencias, de ahí que se sucedan los problemas a medida que se acerca el desenlace de la investigación. Lo bueno del libro es que como lector participas en este proceso, ya que el lenguaje empleado es muy descriptivo.

Opinión personal

No tenía muy claro si hacer esta reseña porque la historia no ha acabado de llenarme. Realmente, no sé qué me ha pasado con este libro. No es demasiado largo, y los capítulos son bastante cortos. Quizá el problema lo tenga yo, puesto que me cuesta leer libros escritos en primera persona y en tiempo presente. Digamos que me ha costado identificarme con la protagonista, puesto que actúa de forma extraña y no se sabe lo que realmente le pasa hasta bien avanzado el libro.

Me gustan las historias policíacas, y no me asusta la forma cruda en que puedan estar narradas, ni mucho menos, pero quizá esperaba algo más de este título; Hablando con los muertos quizá me evocaba algo diferente a lo que ha sido finalmente. Tengo claro que no siempre las traseras de los libros reflejan realmente el interior, y pese a que había leído alguna que otra opinión negativa de este título, he preferido darle una oportunidad.

Soy cabezota en cuanto a la lectura, no me gusta dejar un libro a medias, y precisamente por ello no me ha decepcionado del todo, puesto que a medida que avanza el libro estamos más cerca de conocer los motivos que mueven a Fiona a actuar y ser como es, y no decepciona su cruzada personal para honrar la muerte de la niña, aunque en ocasiones algunas de sus actuaciones puedan resultar algo fantasiosas. Como dato positivo, hay que reconocer que la narración es muy visual, te mete en la historia, a lo que contribuyen también los diálogos.


Quizá el gran problema del libro, vuelvo a decir, sea el título, porque me imaginaba algo más de esa conversación con los muertos. No deja de ser una historia policíaca más, aunque eso sí, narrada de forma diferente, desde el punto de vista personal de la protagonista, que no termina de presentarse tal como es, hasta casi llegar al desenlace de la historia. Ese es otro de los grandes problemas de la historia, a mi entender, la falta de feeling con la protagonista.

Ya avisan en la trasera del libro "...la obra más original de los últimos tiempos en el Reino Unido, al imaginar una posible comunicación con los muertos tan polémica como extraña. El resultado, y el modo en que está contado, no deja indiferente".

Y no deja indiferente, pero solo he dado mi opinión. Como siempre, creo que cada uno de nosotros debe hacerse una opinión propia, y no está de más darle una oportunidad al libro. ¿Alguien lo ha leído? ¿Alguien se anima a leerlo?