sábado, 20 de diciembre de 2014

Vías muertas. Susana López.

Ante todo, gracias a la Editorial Sepha por el envío del ejemplar para su reseña.

Título: Vías muertas
Autora: Susana López
Editorial: Sepha
Colección Anécdota
Primera edición: mayo de 2013
ISBN: 978-84-15819-20-2
Formato: Tapa blanda con solapas
252 páginas
Precio: 14'95€
pedidos@editorialsepha.com

Sinopsis: Tras sufrir un intento de atentado terrorista en Bilbao, el inspector Pérez Jiménez, hijo de un dirigente local de la izquierda leonesa en la época de la dictadura, pide el traslado a una ciudad más tranquila: Segovia. Con la esperanza de poder iniciar una nueva vida, llega solo a su nuevo destino, después de que su mujer le haya abandonado por un agente de seguros. Nada más instalarse en la ciudad castellana, el policía, que se siente abatido por su soledad, deberá resolver un caso de doble asesinato: el de dos mujeres que son tiroteadas al bajar del tren en la estación de un pueblo llamado Ribajo.

Sobre el libro

Novela negra con toques de humor, alterna presente y pasado en su narración, siempre en tercera persona. "Vías muertas" nos presenta al inspector de policía Argimiro Pérez Jiménez, que había cambiado su destino de más de siete años en Bilbao (donde llegaron a ponerle una bomba lapa en el coche) por la tranquilidad de Segovia, donde no había atentados terroristas y los crímenes eran de Pascuas a Ramos, la vida era más barata y habría más cordialidad entre la gente. Convencido de que su buena suerte acabó el día que sufrió el intento de atentado iniciará una nueva etapa de su vida en solitario (su mujer le dejó por un apuesto agente de seguros). A falta de amigos con los que hablar en una ciudad nueva, el inspector se entretiene inventando historias adecuadas para todo aquel con el que se topa en su nueva vida. Es frecuente la utilización de frases muy largas, donde abundan las oraciones subordinadas, motivadas por la descripción de los pensamientos del inspector. Es frecuente además la introducción que la autora hace a los diferentes personajes haciendo referencia a anécdotas del pasado que tenían que ver con hechos de su familia. Este recurso resulta interesante, porque a medida que avanzamos en la lectura vamos conociendo aspectos de los distintos protagonistas de los que conoceremos secretos y anhelos, y como lectores nos sentimos dentro de la historia, casi la vivimos como un personaje más, porque las anécdotas que vamos conociendo de todos ellos nos hacen sentir así.

A las dos semanas de su llegada a Segovia Argimiro, perteneciente al Cuerpo Nacional de Policía, está en el andén de un pueblo llamado Ribajo contemplando los cadáveres de dos mujeres que han muerto tiroteadas. Era un caso para la Guardia Civil, pero todos se habían intoxicado y el comisario Gámez encarga a Argimiro y a su equipo la investigación.
"- Es la ostia, señores. Pero los jefazos de la Benemérita se han intoxicado. ¡Tiene cojones! Toda la plana mayor de los cuarteles de Segovia se fue a la boda de la hija del general Revilla, a una finca cojonuda. En los cuarteles solo quedaron los mindinguis, los guardias y los cabos, y van los del catering y los envenenan. La mayoría de los invitados está en el hospital y unos pocos se van por la pata abajo en sus casas -se veía que al comisario le hacía gracia la situación porque se estaba conteniendo la risa-. Como lo que estaba podrido eran los pasteles y nadie les hizo asco pues cayeron todos como conejos. Y no solo los que fueron al banquete sino también los que tuvieron servicio aquel día, porque al general Revilla no se le ocurrió otra cosa que mandar pasteles a cada cuartelillo de la provincia -ya no pudo contener una carcajada-. ¡Joder, si me río es porque ya me han comunicado que nadie corre peligro ¡salvo cagarse en público!..."
Pronto se sabe la identidad de las víctimas, dos mujeres que en principio no tienen nada en común, salvo ser del mismo pueblo y tener apellidos vascos, lo que podría dar un giro a la investigación. El lector va a asistir a la investigación como un espectador privilegiado, puesto que la autora alterna a partir de aquí capítulos protagonizados por las víctimas, Daphne Rodríguez Mendiguren, joven asistenta del párroco del pueblo, y Olvido Echevarría Ruiz, una mujer de sesenta y dos años que volvía a Ribajo desde Santander con idea de cuidar al marido al que abandonó. Utilizando el presente, la autora muestra aspectos de la vida de las víctimas, sus pensamientos, miedos y anhelos, momentos antes de bajar del tren y ser tiroteadas, y nos pone en antecedentes de pasajes de sus vidas y de las de sus familias. Las dos víctimas guardan secretos familiares que el lector va a ir poco a poco descubriendo y que bien podrían ser el motivo de su muerte; de descubrir todo ello se encargarán Argimiro y un peculiar equipo formado por Fuentes, demasiado guapo para ser policía, García, que lleva siempre impoluto su uniforme como símbolo a respetar y Lebrija, persona anodina, aburrido de Ribajo y de tanto pueblo.

Conocemos datos de la infancia de Daphne, que perdió a sus padres cuando era una niña y desde entonces lleva el sufrimiento reflejado en su piel, y de Olvido, que nació en un parto de trillizas y que regresa a Ribajo, aunque por ello tuviera que soportar los reproches de su hermana Begoña, porque su marido, enfermo terminal, se lo había pedido.

"El Adelantado" es uno de los periódicos que se ocupa del caso de doble asesinato y Anselmo Hoyos puede por fin realizar periodismo de investigación. A esta labor se une también la sobrina del comisario Gámez, Reme, una estudiante de criminología que no es bien aceptada en el grupo pero que hará buenas migas con el periodista, y que gracias a su paciencia y a saber escuchar descubrirá información importante que llevará a la resolución final.

"Vías muertas" nos habla de la investigación de un doble asesinato, de las vidas de los protagonistas (víctimas e investigadores), de las relaciones que se establecen en los pueblos donde muchos parecen interesados en conocer la vida de los demás (aunque esto mismo se da en las grandes ciudades a nivel de barrio). El avance de la lectura nos pone en antecedentes sobre las diferencias sociales entre la familia adinerada del pueblo, los Pastrana, relacionada de alguna u otra manera con las víctimas, y las clases más desfavorecidas. Del mismo modo encontramos el contraste pueblo-ciudad en los pensamientos que la autora pone en boca del inspector y de su ayudante Lebrija (es el propio inspector quien con sus pensamientos rememora su vida en el País Vasco echando de menos mar y montaña), y en las voces apagadas de los habitantes de Ribajo que Reme tendrá la paciencia de escuchar.

La investigación avanza y varios son los frentes que se abren en la misma, desde un suceso al azar perpetrado por grupos extremistas de derecha a razones más profundas, recayendo las sospechas en el nieto del cacique local, que es además miembro de un grupo de extrema derecha, en el cura del pueblo y en la hermana de una de las víctimas, que era una antigua monja (un policía de izquierdas y ateo como Argimiro Pérez tendrá que hacer frente a la investigación de un caso donde los sospechosos principales se encuadran dentro del clero y la derecha).

En treinta y seis capítulos y un epílogo final (que en ningún momento conviene leer antes de finalizar la lectura), Susana López nos ofrece una novela negra de lectura ágil cuya trama se disfruta, ya que el lector parece formar parte de la historia hasta sentirse como uno más, hecho que la autora consigue gracias a todos los pensamientos y secretos que vamos conociendo de los protagonistas a medida que avanzamos en la lectura; este recurso, en vez de perjudicar el avance en la trama y hacerlo denso, lo enriquece y mejora la historia a mi modo de ver. Los saltos al pasado, al momento justo en el que las víctimas, antes de bajar del tren y ser tiroteadas, revelan en tiempo presente sus miedos y anhelos ayudan a conocer secretos guardados que favorecen la trama.

Novela negra a la española, con trama interesante, de lectura ágil, con personajes creíbles y toques de humor, que juega con contrastes y echa mano de tramas del pasado para resolver un caso que a priori podría resultar complicado pero que guarda alguna que otra sorpresa que agrada al lector (yo al menos he disfrutado con todos estos secretos). En conjunto, lectura recomendable para pasar un buen rato, especialmente favorecida por los toque de humor de los que hace gala la autora, destinada principalmente para aquellos que gusten de la intriga en un ambiente reconocible.



Sobre la autora


Susana López (Erandio, Vizcaya, 1963). Doctora en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco ha ejercido como profesora en varias universidades españolas, por lo que gran parte de sus publicaciones son trabajos de investigación referidos al mundo de la comunicación. Hasta ahora, su faceta en el ámbito de la literatura de ficción se ha desarrollado, sobre todo, en el género del relato breve, siendo galardonada con el Premio Iparragirre por su cuento Ausencia de madre y en el Certamen del Foro de la Memoria Histórica de Córdoba por La infancia usurpada, ambos publicados.
Con Vías muertas se adentra por primera vez en el género de la novela.

4 comentarios:

  1. Me gustó que estuviese ambientada en Segovia, una novela muy amena con un caso diferente,
    besucus

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    1. Personalmente me ha dejado un buen sabor, sin duda la trama se disfruta.
      Gracias por comentar, porlomenix. Besos.

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  2. Tomo nota porque no la conocía, un beso!

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    1. Yo la he disfrutado, te la recomiendo, kabu. ¡Gracias por comentar!
      Besos.

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