domingo, 15 de febrero de 2015

El misterioso caso de Styles. Agatha Christie.

Última reseña que publico para participar en el #HomenajeaChristie que hasta hoy, 15 de febrero, se ha estado organizando en la blogosfera, gracias a Teresa, de "Leyendo en el bus".

Hoy vengo con la reseña del primer libro escrito por Agatha Christie, y que he tenido la suerte de conseguir en el sorteo inicial organizado con motivo del homenaje. Ya había leído este título, pero debo reconocer que lo tenía un tanto olvidado, y me ha resultado grato acercarme de nuevo a él. Es el primer título escrito por la autora y la primera aparición de su detective más emblemático, Hercule Poirot.

Sin más, vamos con los datos del libro:

Título: El misterioso caso de Styles
Autora: Agatha Christie
Título original: The Mysterious Affair at Styles
Publicado originalmente en 1920.
Traductora: Stella de Cal
Editorial: RBA Libros, S.A.
Formato: Tapa blanda
Páginas: 210
Precio: 4´95€
Primera edición en este formato: abril de 2014
ISBN: 978-84-9056-257-4


Sinopsis

La millonaria Emily Inglethorp se ha casado con un hombre veinte años más joven. La familia no está muy contenta con esta decisión, porque ven en el joven marido un hombre que sólo está con ella porque quiere quedarse con toda su fortuna y arrebatarles la futura herencia. Una noche Emily muere tras terribles convulsiones y se empieza a pensar que ha sido víctima de un envenenamiento. Cualquiera puede ser el responsable, porque pronto se descubre que todos en el entorno familiar pueden tener algún motivo para desear la muerte de la anciana.


Argumento e impresiones sobre el libro

Historia escrita por Agatha Christie en 1920, al parecer respondiendo a un desafío de su hermana Madge, que la retó a que escribiera una novela de detectives. Con esta premisa, y aprovechando que la autora había adquirido ciertos conocimientos sobre medicamentos y venenos habiendo trabajado como enfermera voluntaria en un hospital durante la Primera Guerra Mundial, tenemos como resultado la novela que hoy traemos. "El misterioso caso de Styles" es la primera novela de la autora y la presentación oficial de Hercule Poirot, detective belga que formaba parte del grupo de exiliados que huyen de su país y se refugian en Inglaterra tras la invasión alemana de Bélgica.


Hastings, protagonista y narrador de la historia, disfrutaba de un mes de permiso tras haber sido herido en el frente cuando se encontró con un viejo amigo, John Cavendish, que le invitó a pasar ese tiempo de reposo en "Styles Court", la residencia campestre propiedad de su madrastra Emily Inglethorp, donde Hastings ya se había alojado durante parte de su infancia. La antigua señora Cavendish era una mujer de unos setenta años, de carácter enérgico y dada a las obras benéficas, y recientemente había contraído matrimonio con su antiguo secretario, Alfred Inglethorp, varios años más joven que ella; nadie en la familia parecía de acuerdo con este enlace, que según la opinión generalizada solo buscaba la fortuna familiar. Aceptando la invitación de John, Hastings se hospeda en la casa y pronto los acontecimientos se suceden.

Hastings será el encargado de contar al mundo los hechos reales que acontecieron en la mansión Styles, siguiendo los deseos de Poirot y de la familia Cavendish, para acallar los numerosos rumores vertidos sobre el tema. La explicación de los acontecimientos será el germen de este libro.

Desde el momento en que Hastings se instala en la mansión se da cuenta de que las relaciones entre los distintos miembros de la familia, amistades y algunos allegados que allí conviven no es tan perfecta como pudiera parecer. La situación se complica a partir de la noche en la que la dueña de la casa, Emily Inglethorp, muere sola presa de fuertes convulsiones; dado que todo sucede en su habitación, totalmente cerrada, se piensa que murió víctima de un ataque cardíaco, hasta que el médico de la familia, el doctor Wilkins, influenciado por la opinión del doctor Bauerstein, gran amigo de la víctima, dictamina muerte por envenenamiento.

Hastings, que se había encontrado de forma casual con un viejo amigo, Hercule Poirot, que se alojaba en las inmediaciones de la casa junto a otros exiliados belgas gracias a la generosidad de la víctima, propone a John Cavendish que éste se ocupe de la investigación, dado su prestigio como investigador y su elevado índice de aciertos. Hercule Poirot, personaje no demasiado alto, con cabeza en forma de huevo y bigote engominado siempre bien cuidado, vestimenta pulcra y con un olfato extraordinario, obsesionado con el orden y el método, ex miembro destacado de la policía belga y ahora exiliado en Inglaterra, será el encargado de resolver el enigma, tarea a priori nada fácil.

Muchos en la casa parecían tener motivos para desear la muerte de Emily Inglethorp, entre ellos sus hijastros, John y Lawrence Cavendish; John era un abogado sin dinero y Lawrence un médico que no ejerció su profesión. El marido de la víctima, Alfred Inglethorp, su antiguo secretario, se perfila pronto como el principal sospechoso, aunque la investigación criminal girará pronto por otros derroteros. Tanto los habitantes de la casa como los amigos que la frecuentan resultan sospechosos a los ojos de los investigadores, encabezados por James Japp, inspector de policía de Scotland Yard, que no duda en colaborar con su amigo Hercule Poirot para solucionar el caso. Excepto Hastings, todos los habitantes de la casa y los allegados resultan sospechosos tanto a los ojos de los investigadores como del propio lector, porque todos parecen ocultar algo y de alguna manera pueden resultar beneficiados con la muerte de la anciana. Así Mary, la esposa de John, Cynthia Murdoch, enfermera y protegida de la víctima y Evelyn Howard, su acompañante, se perfilan también como sospechosas, así como el doctor Bauerstein, eminente toxicólogo cuya amistad con la víctima resultaba incomprensible para todos.


Estamos ante una novela llena de giros y pistas falsas, que hacen que el lector vaya sospechando de todos a medida que se avanza en la lectura; todos parecen sospechosos porque todos tienen algo que ocultar. El hecho de que el "asesinato" se haya producido en una habitación cerrada, tras ingerir la víctima un potente veneno de acción rápida, hace que las sospechas recaigan en los habitantes de la casa, especialmente entre aquellos que pueden tener acceso a dicho veneno. Las "células grises" de Poirot pondrán orden a este puzzle planteado por la autora y con cuya lectura se disfruta.


Al parecer, Agatha Christie no lo tuvo fácil para publicar este título, que fue en principio rechazado. De no haber visto la luz, todos los lectores incondicionales de ella nos hubiéramos perdido a una buena autora y a unos buenos protagonistas que nos hacen disfrutar de lecturas ágiles en las que ponemos a volar nuestra imaginación tratando de descifrar al culpable de la trama sin dejar de lado el cómo y el por qué de la misma. No siempre resulta fácil para el lector, pero la explicación final que el detective Poirot ofrece a todos los protagonistas, donde se da respuesta a todos los pequeños enigmas que se plantean a lo largo de la trama, suele tener un carácter satisfactorio.

He disfrutado mucho participando en este #homenaje, y no descarto leer algún que otro título más a lo largo del año, porque me he dado cuenta de que apenas recuerdo las historias y a los culpables, y sobre todo porque los libros de Agatha Christie pueden venir bien para rematar algunos temas del reto genérico al que me he apuntado, como muchos en la blogosfera (me vienen a la cabeza títulos para el reto familiar y para teatro), y lo más importante, son libros de lectura fácil, con bastante diálogo, alejados de ampulosas descripciones, que nos transportan a otros ambientes y otra época, muchos de ellos tomando como escenario la campiña inglesa, y que sirven al lector para agudizar sus propias "células grises" tratando de descifrar el misterio planteado. ¿Se puede pedir algo más?

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