jueves, 12 de marzo de 2015

Muerte entre líneas. Donna Leon.



Título: Muerte entre líneas
Título original: By Its Cover
Autora: Donna Leon
Traducción: Maia Figueroa Evans
Editorial: Seix Barral
Primera edición: marzo 2014
Segunda impresión: abril 2014
ISBN: 978-84-322-2252-8
Formato: Rústica con solapas
288 páginas


Sinopsis: Una tarde, el comisario Brunetti recibe la llamada desesperada de la bibliotecaria jefe de una biblioteca veneciana, denunciando el robo de libros de gran valor. En la biblioteca se sospecha del hombre que pidió consultar los volúmenes, un catedrático de la Universidad de Kansas. El único problema es que, después de comprobar sus credenciales, el profesor simplemente no existe. Brunetti empieza entonces a investigar entre los habituales de la biblioteca, y es así como conoce al ex-sacerdote Franchini, un lector apasionado de la literatura cristiana antigua, o la condesa Morosini-Albani, una generosa mecenas.
Este libro, inspirado en uno de los mayores escándalos del comercio de libros de la historia, el robo de miles de libros antiguos de la biblioteca napolitana de Girolamini, sumerge a Brunetti en el sombrío mundo del mercado negro de libros antiguos.



Argumento e impresiones sobre el libro

Hay que decir ante todo que estamos ante un libro no demasiado extenso, que se deja leer. A lo largo de sus páginas conoceremos algo más de la vida personal del comisario protagonista, y junto a él descubriremos aspectos distintos de la ciudad de Venecia, bien a pie o surcando las aguas a través de sus canales. No estamos ante un libro en el que prime la acción, más bien se da importancia a la trama, centrada en este caso concreto en el robo de libros antiguos y en el mercado negro que surge en torno a ellos. Aunque en el libro encontramos los alicientes de un caso de novela policíaca, con asesinato e investigación, estamos ante todo frente a una historia que nos despierta el amor a los libros, a las bibliotecas y al coleccionismo de piezas antiguas, y a la forma de mantener ese legado a lo largo de la historia.

El comisario Guido Brunetti recibe la llamada de la dottoresa Fabbiani, bibliotecaria jefe de la biblioteca Merula de Venecia, denunciando el robo de varios volúmenes e incluso de hojas sueltas, del fondo antiguo de la biblioteca. Sospechan de un investigador americano, Joseph Nickerson, que llevaba algún tiempo visitando el lugar para consultar antiguos libros de viajes. Además del robo de ejemplares, un estudio más exhaustivo demuestra que alguno de los libros han quedado destrozados:
"Para un bibliotecario... dañar un libro debía ser un acto tan horrendo como robarlo."
Poca gente es la que acude a la biblioteca a investigar, así que las pesquisas pronto se centran en la figura del sospechoso principal, el propio personal del centro, y un antiguo sacerdote que acudía regularmente a leer antiguos tratados religiosos, conocido por el personal como Tertuliano. La biblioteca no se caracteriza principalmente por sus medidas de seguridad:
"- A la biblioteca viene muy poca gente, y después de un tiempo es como si los conociéramos. Por eso dejamos de sospechar de ellos." (página 28)
Algunos de los volúmenes sustraídos son propiedad de la familia Morosini-Albani, y Brunetti tendrá que entrevistarse con la contessa, mecenas de la biblioteca, para informar de los hechos. El superior de Brunetti, el vicequestore dottor Giuseppe Patta, le encarga esta misión aprovechando que Brunetti se había colado en la nobleza por la vía del matrimonio (su esposa Paola y su suegra, la contessa Falier son amigas de la mecenas). La policía de Venecia no quería que el apellido Morosini-Albani se viera involucrado innecesariamente en asuntos policiales (Gianni, el hijo de la contessa, ya había tenido problemas con la prensa), y además, en la biblioteca pensaban que las donaciones de libros por parte de estos nobles terminarían como consecuencia del robo. La sutileza de Brunetti y su mano izquierda hacen de él una pieza importante para investigar el caso y mantener informadas a las distintas partes del avance del mismo.

Mientras avanzamos en la lectura del libro conocemos más aspectos de la vida personal del comisario protagonista, así como de su familia. Sus hijos Raffi y Chiara se interesan pronto por el caso que está investigando su padre y aportan su propia versión de cómo hubieran actuado ellos para sacar los libros sin ser vistos. Su esposa Paola, de familia noble, disfruta con una buena velada en familia y con una buena lectura:
"...Brunetti sabía que si el Apocalipsis tuviera lugar mientras Paola estaba leyendo el párrafo de Retrato de una dama en el que Isabel Archer se percata de la traición de Madame Merle, por mucho que lo hubiese leído ya mil veces, no se daría ni cuenta."
Cuando uno de los sospechosos del robo aparece asesinado en su casa, la trama adquiere "tintes" policíacos, aunque no es este tema el que más destaca en la novela, como se ha citado al principio de la reseña. No hay demasiados protagonistas en el libro, y tampoco se profundiza mucho en su figura. Estamos ante un libro no demasiado extenso que abarca un tema de actualidad, el robo de libros antiguos, y los personajes secundarios ayudan a la autora a profundizar en dicho tema. Las conversaciones que Brunetti mantiene con la contessa mecenas hacen que el lector pueda hacerse una idea de qué se mueve en el mercado ilegal de libros antiguos, y quién podría pagar para conseguir piezas raras para su propia colección.
"Muchos quieren los libros para presumir de ellos, al menos delante de ciertos amigos. Les gusta alardear de tener un códice de Galileo o una primera edición de esto o de lo otro. Un superviviente del siglo XVI. Un pedazo de cultura. Supongo que indica más sofisticación por su parte que si hubiesen comprado un Ferrari."
"Muerte entre líneas" nos presenta un nuevo caso del comisario Brunetti que permite al lector acercarse a distintos aspectos de su vida personal, familiar y profesional. Las indagaciones en torno al robo de libros y las visitas a la biblioteca afectada hacen que rememore su juventud como estudiante y el propio amor que él sentía hacia los libros:
"...los libros viejos siempre le provocaban nostalgia por los siglos en los que no había vivido. Estaban impresos en papel fabricado con trapos viejos que se hacían trizas, se golpeaban, se mezclaban con agua y se batían una y otra vez. Con esa pasta se formaban enormes hojas sobre las que se imprimía, y después se doblaban incontables veces y se cosían y encuadernaban a mano. Todo ese esfuerzo para dejar constancia y recordar quiénes somos y qué pensamos."
Estamos ante una historia de ritmo tranquilo, en la que disfrutamos con el avance de la investigación, descubriendo aspectos personales del comisario protagonista, con quien el lector comparte veladas en familia y a quien acompaña en su trabajo, a lo largo de la ciudad de Venecia, que se nos presenta como una protagonista más; queda claro que la autora adora esta ciudad y no le importa reprochar algunos de los comportamientos de los propios venecianos y de los turistas que la visitan, y esto es algo que el lector encuentra en el libro. Los distintos escenarios por los que transcurre la trama y la forma en que están descritos por la autora, una apasionada de Venecia, hacen que en el lector se despierten las ganas de visitar la ciudad, no como turista, sino como un ciudadano más que conozca todos los trucos para sacarle el máximo partido a la visita.


Un hecho real, el robo de libros antiguos, y el mercado ilegal que surge en torno a ese mundo ha servido a la autora para tejer la trama de este libro, que si bien no se caracteriza por un ritmo trepidante, amplía los conocimientos del lector sobre el mercado negro de libros, resulta un homenaje a los libros en general, especialmente a los más antiguos, y a las bibliotecas y a sus colecciones en particular. La trama ayuda al lector a conocer aspectos personales del comisario protagonista, y es además un homenaje a la ciudad de Venecia. Brunetti no es un personaje de acción, parece sentirse más cómodo con la investigación, y ese ritmo que imprime a sus actos es el mismo que se capta a lo largo de las páginas del libro. No nos acerquemos a "Muerte entre líneas" buscando una acción trepidante, porque no la vamos a encontrar, pero la historia tiene otros puntos atrayentes que sin duda pueden resultar interesantes.

Desde el primer momento me atrajo la trama (el robo de libros antiguos) y el escenario en el que se desarrollaban los hechos (Venecia y una de sus bibliotecas), así como el protagonista, al que tenía muy muy olvidado. Personalmente he disfrutado con la historia, porque me ha parecido un buen homenaje a los libros y el acercamiento a un tema que no siempre se valora en los medios de comunicación (el robo de libros puede parecer algo sin importancia para algunos que prefieren dejar la cultura en un segundo plano; desgraciadamente, los numerosos problemas que día a día nos acechan hacen que no nos preocupemos de vestigios de nuestra historia y conocimientos, aunque hay que recordar que todos tenemos derecho a acceder a la cultura, y en los libros encontramos ese conocimiento del que algunos andan faltos...) Con un vocabulario cercano, aunque en ocasiones abuse un poco de palabras en italiano, la autora hace un repaso de obras de la literatura, desde viejos tratados de viaje que despiertan el interés del ladrón por conseguirlos, hasta tratados filosóficos de la antigüedad (se habla bastante de la obra de Tertuliano), sin olvidar los guiños a obras más recientes, como los títulos que disfruta la esposa de Brunetti, o un pequeño guiño a Fahrenheit 451 en una pequeña conversación que mantienen el comisario y la contessa, hablando de "un mundo en el que el Estado había prohibido los libros, y los bomberos iban por ahí quemando los libros que encontraban; había gente que memorizaba los libros enteros, se convertían en el libro, siendo la única forma de preservarlos..."

   "- Si te deshaces de los libros, te deshaces de la memoria.
    - Y de la cultura, la ética y la variedad, y de cualquier argumento que se oponga a aquello que has escogido creer."


En definitiva, un libro entretenido que nos adentra en el mundo de la cultura y de la importancia de preservar la misma, con un guiño hacia los libros y que descubre al lector el complicado mundo del mercado negro de libros antiguos y las motivaciones que pueden llevar a unos u otros a participar en él. No estamos ante un libro de acción trepidante, pero el tema tratado y la forma en que la autora nos acerca a él hace que disfrutemos mientras avanzamos en la lectura del mismo. Estamos ante la vigésimo tercera historia protagonizada por Brunetti, y aquellos a quienes guste el personaje están de enhorabuena, porque en estos días se ha publicado una nueva entrega ambientada en el mundo de la ópera, "Sangre o amor".

Es costumbre en este blog dar unos pequeños datos biográficos sobre el autor o autora del libro, cosa que se hizo en la reseña de "Las flores del paraíso", libro independiente que nada tiene que ver con el comisario Brunetti. Si os interesa conocer algún dato biográfico de Donna Leon no tenéis más que seguir el enlace de la citada reseña.

Me gustaría encontrar tiempo, que es algo que a todos parece faltarnos, para retomar las historias del comisario Guido Brunetti siguiendo su orden, desde la primera a la última, para ver cómo ha evolucionado el personaje; en general me atrae bastante, pero me gustaría conocer los matices del mismo, y eso no se consigue leyendo títulos sueltos, aunque leer títulos aislados no es de ninguna manera un impedimento para disfrutar del comisario y de sus tramas venecianas, ¿no os parece?


2 comentarios:

  1. No he leído nada de la autora y eso que mi padre es adicto a su comisario estrella y tiene un montón de libros en casa.
    Besos.

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  2. He recibido un comentario extraño, en el que alguien mandaba su correo electrónico para que le enviaran el libro. No pienso publicar ese comentario, pero por si la persona interesada se vuelve a pasar por aquí, decirle que siempre puede echarse mano de las bibliotecas públicas cuando se busca un libro, son muy buenas aliadas. Este libro lo saqué de la biblioteca de mi ciudad (puede apreciarse una etiqueta blanca en el lomo), y soy de las que acudo con regularidad, porque no podemos comprarnos todo lo que queremos leer y por supuesto no está bien "piratear" el trabajo de otro.
    Un consejo generalizado, visitemos más las bibliotecas y sugiramos que compren algunos de los libros que nos interesan. Por lo menos en mi ciudad, funciona ese plan.
    Saludos.

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